San Jerónimo - Baja Verapaz
San Jerónimo
UBICACIÓN
El municipio de San Jerónimo Departamento de Baja Verapaz, de conformidad con el Código Municipal, es considerado el Municipio como de Cuarta Categoría, situado a 15º , 03' y 40” latitud Norte 90º, 14', 25” longitud Oeste, y esta a una elevación de 940 metros sobre el nivel del mar, colinda al norte con el municipio de Salamá, al sur con el municipio de Morazán el Progreso, al Este colinda con los Municipios de San Agustín Acasaguastlán y Morazán del Departamento de El Progreso, y al lado Poniente colinda con el Municipio de Salamá. Distancia de la ciudad capital Guatemala de 151 Kms. Con una extensión de 474 Kilómetros cuadrados, cuenta con 2 Barrios en el Área Urbana, 18 Aldeas y 13 Caseríos, su topografía es netamente quebrada.
HISTORIA
Luego de la conquista de las Verapaces por parte de los Españoles, fue creada la Hacienda de San Jerónimo, a cargo de los curas dominicos, se cree que fueron los fraíles Luis de Cáncer, Bartolomé de las Casas, Luis de Ladrada y Pedro Angulo, los primeros en llegar al Valle de San Jerónimo, ya que en el año 1537 Fray Luis de Cáncer ordenó la construcción de la Iglesia y en el mismo año, en el mes de Octubre, llevó la noticia a la capital del Reino de Guatemala. La Hacienda de San Jerónimo fue fundada entre los años 1540 y 1550, llegando a ser el patrimonio más importante del Reino Español en América Central por su producción de azúcar, cochinilla, uvas, vinos y licores de olla. Su idioma predominante es el español. Su fiesta y feria titular se celebra del 27 al 30 de septiembre de cada año, en honor al patrón San Jerónimo.
Los hallazgos arqueológicos evidencian que el clima de la región era ideal para el cultivo de la uva. Cuenta la guía del museo del trapiche, que el vino de San Jerónimo ganó un concurso de vinos en España y al saberlo el Rey Carlos V ordenó a quemar toda la plantación de uva de la finca para no tener competencia con los vinos españoles.
Un arco cuya clave está decorada con la cruz dominica anuncia al viajero que está entrando a San Jerónimo, Baja Verapaz. La calle es bastante transitada, viandantes, ciclistas y automotores pasan bajo el arco al mismo tiempo, pero eso sólo estimula el deseo del turista por tomar una fotografía de un lugar bien cuidado y limpio, donde sus habitantes se esmeran por ofrecer hospitalidad al viajero.
A poca distancia de la entrada, por la calle principal de San Jerónimo, se llega al parque central. Está constituido por un pequeño espacio jardinizado frente al atrio de la antigua iglesia colonial. A un costado del atrio se yergue el edificio municipal, del otro lado un monumento a la familia está rodeado de bancas para los paseantes y arriates con flores, nada más grato para quien lleva horas de camino por carretera. Pero la joya del lugar está justo al centro, es la antigua iglesia de la hacienda dominica, cuya sencilla fachada no parece contener los grandiosos tesoros artísticos que los habitantes parecen temerosos de perder, ante el pillaje artístico que amenaza al país.
Al entrar a la iglesia, sus retablos dorados nos hablan de un pasado glorioso, donde la gente dedicaba grandes recursos en la belleza de los lugares sagrados. En ellos la devoción plasmó los mejores talentos, como el que muestra una transición entre el barroco y el neoclásico. Además, los orgullosos pobladores muestran el cuadro de la Virgen de Guadalupe, pintada en el siglo XVIII por el artista novohispano Cristóbal de Villalpando, que apenas prepara para la hermosa vista del barroco altar mayor, dorado con el amor de generaciones pasadas. Todo sirve para exaltar a la orden de religiosos que, por una gracia de la Corona española, tuvo en propiedad una extensa región en la Verapaz, que antes formaba un solo territorio.
Por si el arte fuera poco interés para los viajeros, detrás del templo se yergue otro monumento histórico, es el trapiche, un edificio antiguo cuyos primeros muros fueron levantados en el siglo XVII, cuando los dominicos dedicaron el área para el cultivo de la caña de azúcar.
Pero los frailes no sólo querían producir el edulcorante, además introdujeron cepas de uva y de oliva, para producir el vino y aceite que tan importantes eran para el culto católico, ya que el vino se usaba en las misas y el aceite servía para iluminar los sagrarios.
Según los cultivadores, la región de Baja Verapaz era propicia para la uva, ya que alternaba las bajas y altas temperaturas. Sin embargo, según cuentan, la Corona ordenó matar las plantas para que no compitieran con los vinos y aceites españoles. Mejor suerte tuvo la caña de azúcar, para cuyo cultivo los frailes adquirieron muchos esclavos de origen africano, y mandaron construir un acueducto para el movimiento de los molinos. Los restos del acueducto pueden verse cerca del pequeño Calvario de San Jerónimo, al final de la calle principal.
En la época en que San Jerónimo se convirtió en una hacienda azucarera, había pocas en los dominios hispánicos. La producción era tan buena que, a finales del siglo XVIII, gracias a las utilidades de la hacienda, se pudo construir el convento dominico de la Nueva Guatemala de la Asunción. A los pocos años, en la primera mitad del siglo XIX, un gobierno liberal expropió la hacienda a los religiosos y pasó a manos de particulares, para dar paso a la apacible población de San Jerónimo.
Esos y otros detalles pueden ser conocidos por el viajero del siglo XXI mientras recorre el museo que se ha instalado en la parte posterior de la iglesia. En tres salas pueden apreciarse las artesanías locales, algunas que ya no se fabrican, los trajes regionales, copias de estelas prehispánicas, objetos de la época de producción azucarera y una idealización de las actividades productivas de la vieja hacienda, entre otras cosas.
La reconstrucción del trapiche ha sido costeada con la colaboración de la Asociación de Azucareros y bajo supervisión del Instituto de Antropología e Historia. Además se ha dejado un hemiciclo al aire libre que permite el desarrollo de actividades de entretenimiento, con el fondo del valle y del trapiche.
Recorrer esas instalaciones nos remonta a tiempos idos, cuando la vida era diferente pero las personas gozaban del sabor del vino y del azúcar, tal como lo hacemos hoy día.
Hacienda de San Jerónimo - Museo Regional del Trapiche
Descripción
Todo se inicia cuando el rey Carlos V decide, en 1549, construir un ingenio azucarero en las Verapaces. Los religiosos no tardaron en encontrar en el valle de San Jerónimo el lugar ideal para sus proyectos.
Este ingenio contaba con adelantos tecnológicos, a tal grado de asombro que el historiador Cortéz y Larraz relata “ …con el trabajo de dos hombres, en cuanto a seis minutos el salón de secado del azúcar era cubierto con un tejado corredizo”. Esta aplicación innovadora convierte a Rafael Luján en uno de los pioneros en el uso industrial de la energía solar. En aquel tiempo la hacienda produciá alrededor de 90 toneladas de azúcar anuales, alcanzando la producción de grandes regiones como Brasil y México.
Fue así como los frailes Bartolomé de las Casas, Pedro de Angulo y Rodrigo de Ladrada fundaron, entre 1549 y 1560, la hacienda. Cuatro décadas después, en 1601, se cumplieron al pie de la letra los deseos del monarca español cuando se fundó el primer ingenio azucarero de Centro América de la mano de Rafael Luján.
A finales del siglo XVI, posiblemente en 1575, llegó a San Jerónimo el primer grupo de esclavos originarios de Guinea. Esta hacienda llegó a ser un referente por su producción de azúcar, tabaco, cochinilla, uvas, vinos y licores de olla. Además, hubo crianza de ganado vacuno y equino, el cual era utilizado como medio de transporte.
Ahora está instalado el Museo Regional del Trapiche que muestra la arqueológica, la histórica y la etnografía de la región.
Fue inaugurado en 1999, dentro de lo que fue el Primer Ingenio de Azúcar Morena en Centroamérica en el Reino Español, donde aun se conserva parte de la infraestructura del área industrial que data de los años 1.560.
La historia azucarera de Guatemala tiene inicio en San Jerónimo. Lugar, donde en 1601 fue fundado el primer ingenio de caña de azúcar de Centroamérica, introduciendo el nuevo cultivo procedente de Jamaica.
En el Museo se puede contemplar la rueda pelton de siete metros de diámetros que forma parte de el Trapiche, maquinaria de origen inglesa de aproximadamente una tonelada de peso. Así mismo, destaca una pieza arqueológica que da la evidencia del inicio de la escritura maya.
La antigua hacienda contaba también con una iglesia barroca que guarda en su interior un cuadro de la Virgen de Guadalupe del pintor mexicano Cristóbal de Villalpando.
Destaca igualamente un acueducto contruído para llevar agua a la hacienda que cuenta con 124 arcos.
Acueducto
Además, cuenta con un acueducto, que a través de una tabujía sobre 124 arcos traía el agua que precisaba el movimiento del trapiche.Los frailes dominicos contruyeron en el siglo XVI un acueducto estilo romano, constituido por 124 arcos que servían para conducir agua hacia el trapiche de la hacienda.
Fue construido en 1679 por Fray Francisco Callejos, quien era el administrador de la Hacienda. Formo una tabujia (canal) sobre 124 arcos de cal y canto, de estilo romano para llevar el agua al pueblo. En las ruinas del acueducto que aún hoy existe, puede observarse intacto el escudo de los dominicos. Se encuentra ubicado en el casco urbano de San Jerónimo, se observa con mayor facilidad siguiendo el camino que conduce a la finca San Lorenzo.
El Antiguo Acueducto es un atractivo cultural de gran importancia histórica. La construcción consta de 124 arcos construidos bajo la dirección de Fray Francisco Gallegos en 1679. Los arcos se encuentran parcialmente destruidos debido a la falta de mantenimiento. Existe un tramo del acueducto donde se pueden apreciar tres arcos unidos y el escudo de la Orden Dominica en el centro. Alrededor del Acueducto hay algunas casas y terrenos sembrados. El lugar se encuentra abandonado. No se ha dado mantenimiento ni tratamiento de conservación o restauración a las estructuras.
MUSEO REGIONAL EL TRAPICHE
La hacienda de San Jerónimo fue fundada en el año de1560. El primer Ingenio de caña de Azúcar de Centroamérica fundado por Rafael Luján en 1601. Esta hacienda llego a ser el patrimonio mas importante del reino Español en América Central por su producción de azúcar cochinilla, (tinte natural) uvas, vinos y licores de olla.
Ahora es convertido en museo, que cuenta con salones de exposiciones, salones donde funciono parte del ingenio, área de calderas y rueda Peltón. Además cuenta con un área buscosa, churrasqueras, y una tienda donde venden artesanías de la región.
BALNEARIO DE LA PRESA:
Este balneario es el inicio de una red de canales que recorren los valles de Salamá y San Jerónimo, utilizados para irrigación. Cuenta con ranchitos, área de acampar y churrasquear, La entrada es gratis, debe pedir permiso al guardian para entrar y él le atenderá amablemente.
CLIMA:
El clima del municipio es templado de vocación forestal enclavado en la Sierra de las Minas (área protegida), lo cruzan 15 ríos, 4 riachuelos y 20 quebradas, con áreas turísticas atractivas: centro histórico colonial constituido por el primer Ingenio Azucarero de Guatemala Trapiche de San Jerónimo, Convento Dominicos, Ruinas, Iglesia Parroquial, Balnearios: La Presa, Poza de los Frailes, El Chupadero (Salto de Matanzas).
TEMPERATURA:
Según registros meteorológicos, la temperatura máxima es de 26º C y la temperatura mínima media es de 20º C.
IGLESIA SAN JERÓNIMO
Fue construida en el siglo XVII, forma parte del complejo arquitectónico del trapiche. La iglesia consta de tres bóvedas de calicanto (mescla de Miel con clara de huevo, arena y cal.) El estilo de la iglesia es neoclásico, los retablos son traídos de Francia y tienen laminillas de oro de 18 Kilates. Las escrituras policromadas son de la misma época y estilo, se encuentra ubicada a un costado de la municipalidad.
buen estilo de blog ,como le hizo para eso espero su respuesta, Gracias ???????
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