Roberto Gonzalez Goyri - Pintor, Escultor y Muralista - Guatemalteco




Roberto González Goyri

 

(1924 - 13 de noviembre de 2007) fue un pintor, escultor y muralista guatemalteco.

A los catorce años ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes desde donde, al terminar sus estudios, y gracias a una beca gubernamental, completó su formación en el Arts Students League y Sculpture Center de Nueva York. Regresó a Guatemala en 1952 donde desarrolló su obra y fue director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

Expuso en España, Estados Unidos, Ecuador y Nicaragua, encontrándose obra suya en el MOMA de Nueva York y en el Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida de Guatemala. En 1958, se le concedió la Orden del Quetzal y en 1966 ganó el primer premio en el Certamen Centroamericano de Ciencias y Letras y Bellas Artes gracias a la escultura El espectro de la guerra.

Entre sus obras públicas destacan el mural Monumento a Tecún Umán, el mural en el Museo de Arqueología y Etnología y los del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, Crédito Hipotecario, y del Banco de Guatemala.


Pintor, escultor y muralista. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes y en Nueva York. A finales de los años 40 viajó a Nueva York, junto a Roberto Ossaye, en dónde llegó a exponer y a dar sus primeros aportes dentro del campo de la escultura.
Fue director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Participó en la elaboración de los murales del Centro Cívico, particularmente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, Crédito Hipotecario Nacional y Banco de Guatemala.
Diseñó el monumento a Tecún Umán, ubicado en el bulevar Liberación.
Entre los muchos reconocimientos que obtuvo se encuentran el concedido por su obra “El prisionero político desconocido”, Londres 1953.
En 1961 recibió la Orden del Quetzal.
Entre los años 50 y 60 conquistó siete premios centroamericanos, seis de ellos por sus esculturas.
En 1986 ganó una mención honorífica en la I Bienal de Pintura Iberoamericana en Miami.
En 1987 obtuvo mención honorífica en la International Art Competition de Nueva York.
Su último proyecto público será ejecutado en mosaico veneciano y ocupará la pared exterior del auditorio del IGSS, de siete metros de alto por 40 metros de largo.
Sobre el relieve en las oficinas del IGSS, Roberto Gonzáles Goyri mencionó en 1998: “el movimiento o influencia que más ha incidido en mí ha sido el abstractismo, ese proceso de ir despojando al objeto de su apariencia real hasta conservar sólo su esencia. Sin embargo, debo aclarar que en muy contados casos he llegado a la abstracción absoluta. La verdad es que me interesa más la base puramente estructural del objeto, pero evitando deliberadamente su excesiva geometrización”. Más adelante: “En pocas palabras, en la mayoría de mis trabajos siempre encontrará elementos reconocibles de la realidad, o sea, una oscilación entre lo figurativo y lo abstracto”. (Banca Central No. 35, 23 de enero de 1998), Lemus, Revista D, Prensa Libre, (diciembre, 2007).







Mural del lado oeste del Banco de Guatemala
esta dividido en 3 fachadas cada una mide 7.21mts de ancho
por 40 mts. de alto.
Realizadas en concreto





“La Muni, el IGSS, el Crédito y el Banco de Guatemala”, es como popularmente los conocemos hoy. 51 años atrás, el proyecto de construir estos edificios revoluciona la arquitectura pública al contemplar piezas de arte en sus diseños externos e internos. Cuando, finalmente, se yerguen, estas estructuras dejan de ser simples sedes de instituciones estatales y municipales, gracias al agregado de los exponentes de la plástica de entonces. La próxima vez que contemple la escalinata que conduce al Teatro Nacional, suba por los graderíos de la Municipalidad, o atraviese la plaza entre el Crédito Hipotecario Nacional (CHN) y el Banco de Guatemala (Banguat) haga una pausa y evoque, compare, si lo desea, el bullicio de Tikal con el del Centro Cívico. Y que el cotejo no le resulte descabellado, ya que esta cincuentona propuesta urbana está inspirada precisamente en la arquitectura pública de los mayas (lea: Una nueva acrópolis).


Uno de los distintivos del sector son los murales orientales y occidentales de las dos entidades bancarias, del Palacio Municipal, y del muro sobre la 7a. avenida, el cual pertenece al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Estas siete piezas son colosales, pues, en algunos casos cubren más del 90 por ciento de las fachadas de estos edificios, como sucede con los bancos, lugares donde las planchas de concreto emulan la famosa estela de Quiriguá; a ello se debe su alargada forma saturada de diseños.
Carlos Grajeda Mena, Dagoberto Vásquez Castañeda, Roberto González Goyri y Efraín Recinos materializaron sus planos para estas fachadas. Algunos, como González Goyri, lo hicieron en más de un edificio utilizando concreto fundido en el propio lugar de la obra. Los maestros prescindieron de la elaboración de un positivo para sus esculturas, pues con la técnica in situ integraron sus relieves, colocando los moldes directamente sobre la superficie, donde aún permanecen.
De los siete murales realizados, los menos apreciados son los que apuntan hacia la 9a. avenida. El del Banco de Guatemala se puede ver desde la plaza que conduce a sul auditorio. El del CHN se observa mejor desde la entrada al recién creado Museo Numismático del Banguat.
El interior de los bancos De Guatemala y CHN, así como de la Municipalidad, cuenta con murales de Carlos Mérida. El IGSS tiene uno externo que se aprecia al ingresar al edificio por su puerta norte.
Casi todas estas obras son visibles desde la vía pública, a pesar de los vidrios opacos y persianas entreabiertas. Como dato curioso, la parte principal de cada uno de los proyectos internos cubre las paredes que contienen las cajas de los ascensores, y ocupa también espacios más allá del primer nivel: graderíos, cenefas y paredes hacia la segunda planta o mezanine. 

El 15 de septiembre de 1959 se inaugura la sede del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, tras tres años de construcción. De esa misma fecha data el mural sobre la 7a. avenida. Nacionalidad Guatemalteca, es una obra de Roberto González Goyri, que recrea sucesos significativos de la historia del país. Se compone aproximadamente de 30 figuras. La obra, realizada en concreto, mide 3 metros de alto por 40 de longitud. Relata la creación del hombre a partir del maíz, según el Popol Vuh, y cronológicamente, en dirección hacia la izquierda, se aprecian varios paneles. El primero evoca a Adán y Eva en el Paraíso, y los otros, a la sabiduría maya, la Conquista, la evangelización, Independencia, y concluye con escenas de desplazados.










Banco de Guatemala
Una vista mas frontal del mural oeste sobre
la 7a Avenida





Murales de González Goyri en Centro Cívico
Notable pintor y escultor, el maestro destacó además como muralista. Su sello perdura en el Centro Cívico de Guatemala.





Los murales son máscaras que cubren la monstruosidad facial de ciertos edificios. No es el caso de los construidos en el Centro Cívico que, pese a que fueron levantados en los años 50, cuando no existía la carrera de Arquitectura en el país, recibieron la mano creadora de arquitectos guatemaltecos graduados en el extranjero.
Y sobre los fríos pómulos del concreto se labraron murales diseñados —nada más, nada menos— por Carlos Mérida, Dagoberto Vásquez Castañeda, Roberto González Goyri, Guillermo Grajeda Mena y Efraín Recinos. Así renace, diariamente desde hace medio siglo, un nuevo paisaje que impera sobre las columnas de humo negro expulsadas de los hocicos de los motores que atenazan las calles.
Lamentablemente, no ha habido gobierno que encargue la tarea semejante de ataviar otros edificios del sector, pues de esa manera se tendría un verdadero complejo artístico y cobrarían relevancia, incluso, los diseñados por los maestros durante los años cincuenta y sesenta.
Como un homenaje al maestro González Goyri (Guatemala, 1924-2007), en estas páginas damos un recorrido por sus tres murales. Documentos del Banco de Guatemala y la página del artista son útiles para dar un vistazo al tema; sin embargo, los datos aquí vertidos pertenecen, en su mayoría, a lo que el maestro escribiera en febrero del 2005, en ocasión de un homenaje que le otorgara el Banco de Guatemala y que se titula Los murales del Centro Cívico. El documento inédito fue prestado por su familia para este artículo.




El retorno y el entorno de RGG
El maestro Roberto González Goyri regresó de Nueva York en 1951, lugar donde estuvo gracias a una beca que recibió durante el gobierno del doctor Juan José Arévalo. Por aquellos años se habían marchado a París los escultores Adalberto de León Soto y Eduardo de León, el escultor y pintor Jacobo Rodríguez Padilla y el pintor Arturo Martínez. Y habían regresado de Chile, Grajeda Mena y Vásquez. Las autoridades municipales de entonces tuvieron la idea de crear un Centro Cívico. Jóvenes arquitectos habían hecho su carrera en otros países, entre ellos los que serían sus diseñadores: Pelayo Llerena, Roberto Aycinena, Raúl Minondo, Carlos
Haeussler y Jorge Montes.




Centro Cívico




El primer edificio construido del Centro Cívico fue el de la municipalidad (1954-1958), obra de los arquitectos Pelayo Llerena y Roberto Aycinena. Para la parte pictórica se contrató Carlos Mérida. Para la parte escultórica se llamó a Vásquez Castañeda y a Grajeda Mena.
El edificio del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (1957-1959) fue obra de los arquitectos Jorge Montes y Roberto Aycinena. Se volvió a invitar al maestro Mérida y elaboró murales a ambos lados del muro.
En la parte escultórica, González Goyri hizo un relieve en concreto expuesto y empleó la misma técnica del edificio de la municipalidad. El tema que desarrolló es una síntesis de la nacionalidad guatemalteca.
El Crédito Hipotecario Nacional fue construido entre 1958 y 1962, obra de los arquitectos Jorge Montes y Raúl Minondo. Nuevamente colaboró el maestro Mérida en la parte pictórica. En la parte escultórica, Recinos en la fachada poniente, y González Goyri en la fachada oriente.
Después fue construido el Banco de Guatemala, diseño de los arquitectos Jorge Montes y Carlos Haeussler; corría ya para entonces el año 1964.
En los cuatro edificios colaboró el maestro Mérida. En la parte escultórica trabajó Vásquez Castañeda, con un mural en la fachada oriente, y González Goyri hizo la fachada poniente.




La técnica




El mismo documento inédito de González Goyri nos informa que en la parte pictórica del maestro Carlos Mérida fueron empleados el mosaico tipo veneciano y el esmalte sobre lámina de cobre. Ambos fueron realizados en el extranjero, los primeros en México y los segundos en Italia.
En cuanto a la escultura (los relieves), la técnica empleada fue muy novedosa para nuestro medio. “Esta técnica consiste en elaborar el relieve al revés, directamente en la formaleta, haciendo las veces de negativo. La idea era, al mismo tiempo, que la fundición copiara todos los accidentes de la madera e incluso jugar con las huellas de la misma y establecer ritmos como parte de la composición. En otras palabras, hacer ostentación de que era un colado. Esto es lo que se llama verdad al material: no hacerlo aparentar como si fuera una talla en piedra. A este método de fundir directamente con la formaleta adosada al muro se le llama fundido in situ e, indudablemente, el que mejor los logró fue Vásquez Castañeda en la fachada oriente del Banco de Guatemala”. (Los murales del Centro Cívico, González Goyri).
Para elaborar el mural del IGSS, González Goyri también efectuó el mismo procedimiento de hacer el negativo en la formaleta, pero con la diferencia que no se fundió in situ, sino por partes, en el suelo, y luego se fueron pegando al muro con sabieta y todas las partes fueron amarradas con hierro.







Relieve en las oficinas del IGSS
Título: La nacionalidad guatemalteca. Mural fechado en 1959. De 40 metros de largo por tres de alto. Fundición en concreto. Vale recordar las palabras de González Goyri, años más tarde (1998): “El movimiento o influencia que más ha incidido en mí ha sido el abstractismo, ese proceso de ir despojando al objeto de su apariencia real hasta conservar sólo su esencia. Sin embargo, debo aclarar que en muy contados casos he llegado a la abstracción absoluta. La verdad es que me interesa más la base puramente estructural del objeto, pero evitando deliberadamente su excesiva geometrización”. Más adelante: “En pocas palabras, en la mayoría de mis trabajos siempre encontrará elementos reconocibles de la realidad, o sea, una oscilación entre lo figurativo y lo abstracto”. (Banca Central No. 35, 23 de enero de 1998).



















Fachada oriente del Crédito Hipotecario Nacional




Mural fechado en 1963-64. En el Crédito Hipotecario Nacional se empleó cemento blanco porque, explicó González Goyri: “El concreto expuesto era lo que salía más barato; además, es un material típico de nuestro tiempo y luego, dentro de su humildad, también tiene categoría estética” (Los murales del Centro Cívico, González Goyri). El tema se relaciona con la actividad humana del trabajo. Recordamos aquí las palabras del maestro acerca de los elementos del arte prehispánico: “Su religiosidad, que nada tiene que ver con la nuestra, se adivina una pasión contenida, una fuerza vital que emana, sobre todo, de la escultura. Y es que sucede que en el arte prehispánico no existe sólo la forma y contenido. Ambos son uno y la misma cosa. Por otro lado, para ellos no existía el concepto de belleza tal y como lo entendemos en la civilización occidental. Por lo mismo, el arte prehispánico no aspira a ese tipo de belleza, sino a la expresividad, al vigor de la expresión”.



















Este es el mural que Gonzalez Goyri creo para el Instituto de Seguridad Social, para el lado oeste de dicho edificio.








Monumento a Tecun Uman




El diseño es de González Goyri
y realizada por Galeotti Torres




Otras referencias sobre Gonzalez Goyri


Esta es una publicacion de Prensa Libre:



Camina en el tiempo
“Si pudiera rehacer el mural del Banco de Guatemala, creo que lo cambiaría totalmente. Ahora, el del IGSS, me sigue gustando todavía. No sé por qué...”: Roberto González Goyri

Por: Gustavo Montenegro
Fotografía: Carlos Sebastián
“Este mural necesita restauración, pero creo que a nadie en el IGSS le importa”, dice con tristeza el maestro Roberto González Goyri, al acariciar las grietas y los faltantes de las figuras de concreto que representan la historia de Guatemala: desde la creación del maíz hasta la Revolución de 1944, obra suya, creada en 1959.
“Lo peor es que aún si hubiera dinero para una restauración, también se lo bombardearían (robarían)”, dice y sigue caminando. Cuenta que en 1960 el entonces presidente, general Ydígoras Fuentes, quería echar abajo este mural, por considerarlo “subversivo”.
“Lo importante para un artista es no perder la capacidad de asombro, mirar la vida con los ojos de un niño”.
Roberto Gonzalez Goyri
La tarde anterior a esta caminata estaba en su estudio, rodeado de bocetos que, aún en su secreta existencia, cuentan historias mágicas.
– ¿Dónde vivió de niño?
En una casa entre 12 y 13 avenidas, zona 1, cerca del parque Colón. Nos pasamos a la avenida de Los Arboles, y desde 1965 vivo en Ciudad Nueva (zona 2).
– ¿Cuáles son sus primeros recuerdos con el arte?
Me acuerdo que estaba en párvulos. Le pedí a mi mamá que me dibujara algo en mi pizarra; no se usaban cuadernos. En eso llegó mi tío Oscar (González Goyri), y le pedí: dibujame algo. ¿Qué querés que te dibuje?, me dijo. ¡Un burrito!, y me lo dibujó.
– ¿Dónde estudió la primaria?
En un colegio que se llamaba El Rosario, muy católico. Después, pasé a la escuela Serapio Cruz. Fuimos compañeros con Otto Raúl González. Otro de mis compañeros fue el que llegaría a ser filósofo: Héctor Neri Castañeda. Esa quedaba sobre la 13 avenida, a un paso de perico de mi casa. Luego, fui a la Lucas Cojulún, en la 11 avenida, en el mismo lugar donde hoy está la Corte de Constitucionalidad.
– ¿Cuándo entra a la escuela de arte?
Todavía estaba en la primaria cuando empecé a acudir a la Academia de Bellas Artes, de 4 a 6 de la tarde. Era gratuita, y la instrucción era buena.
– ¿A qué profesores recuerda?
A varios. Dibujo lineal lo daba un viejito muy bueno: don Rafael Castro. También Enrique Acuña. En pintura tuve a don Alberto Aguilar Chacón, quien era crítico de arte y firmaba como Albach.
La clase de paisaje era los domingos, el profesor era don Antonio Tejeda Fonseca.
– ¿Cuál fue su primer trabajo?
Uno de los primeros fue cuando empezamos a trabajar (junto a Dagoberto Vásquez, Juan Antonio Franco y Juan de León) los vitrales del Palacio Nacional con don Julio Urruela Vásquez. Usted forma parte de un grupo de artistas que vivió el verdadero e irrepetible 20 de Octubre que hoy, para muchos, sólo es un feriado más...
Fue una época hermosa. Aún estábamos trabajando con los vitrales. Eramos jóvenes y formábamos parte de esa euforia. Participamos, con todos mis compañeros de Bellas Artes, en una manifestación masiva, de todo el pueblo, como nunca más se ha visto otra vez, pocos días después de la caída de Ubico.
– ¿Qué significa para usted la publicación del libro que recopila buena parte de su obra?
Es como la culminación de mi carrera. Una carrera modesta, sin grandes pretensiones, pero al fin un esfuerzo de muchos años. Como para decir a mi querida Guatemala: hasta aquí pude llegar...
– Al decir, “hasta aquí pude llegar”, quiere decir que...
¡No...! No es que tire la toalla. Al contrario. Sigo y seguiré trabajando hasta donde aguante el cuerpo, con la misma pasión de mis años juveniles. Y con un ingrediente más: la tranquilidad que dan los años.
– ¿De dónde viene ese estilo?
1948 es el año que marca para González Goyri el inicio de su carrera profesional. Gana una beca para estudiar en la Liga de Estudiantes de Arte, en Estados Unidos. “Pero muy poco tiempo duró mi entusiasmo porque vi que la enseñanza era casi lo mismo que en Guatemala”
– Usted esperaba algo más...
Algo diferente, no sé. De casualidad encontré un folletito tirado con una dirección. Era un Centro de Escultura. Me pasé para ahí y era diferente: no había modelo, ni método. Cada quien trabajaba libre. Me daban una bola de arcilla para que hiciera algo. Yo estaba confundido.
En 1963 trabajó la estatua de Tecún Umán de la zona 13.
– ¿Temía hacer mal las cosas?
No le atinaba por dónde. Ya me había pasado algo así en 1947, cuando llegó Carlos Mérida a Guatemala. Nos dio un taller, y recuerdo que nos puso varios objetos de artesanía: una tela, algo de cerámica y dijo “No los vamos a copiar, van a hacer una interpretación de esos objetos”. Nos confundía porque estábamos limitados a copiar una cosa que no es lo mismo que descomponerla y recomponerla en otra realidad... Un artista colombiano, de apellido Negret, me dijo una vez: “Hay que saber encontrar la poesía y el misterio en las cosas. Eso toma tiempo, despertar esa intuición”.
– ¿En qué año fue invitado a participar en lo del Centro Cívico?
Yo regresé como en el 51. En 1953, regresaron varios arquitectos que habían hecho su carrera en el exterior: Jorge Montes, Roberto Aycinena, Carlos Heussler, Raúl Minondo. Traían la idea de que la pintura y escultura no fueran ornamento agregado sino integrado al edificio. Nos invitaron a participar. Mérida trabajó en los cuatro edificios. A mí me dieron un lado del Crédito Hipotecario, el del IGSS y el Banco de Guatemala.
– Su mural del Crédito es poco conocido, porque está en un área donde pasa poco público.
Sí, pero tengo todavía la esperanza de que algún día arreglen allí (la Estación Central de Ferrocarriles), como se planificó alguna vez. Para que también se aprecie el de Dagoberto (Vásquez) al lado oriente del Banco.
– ¿Cómo fue el proceso creativo de ese mural? ¿Le dieron un tema?
No. Jorge Montes y Carlos Heussler sólo nos dijeron: “Queremos una superficie accidentada, muy barroca, algo que recuerde a una estela maya pero obviamente dentro de un lenguaje moderno...”
– Casi como aquel ejercicio que tanta dificultad le causó de estudiante...
Sí, eso. Había que evocar lo maya, pero no hacer arqueología. Todo se fundió “in situ”. Con un carpintero se fue haciendo la formaleta en madera, fueron poniendo los moldes a la par del muro y se fundió.
Ningún joven se puede responder esta pregunta hasta que llega, si es que llega, a una edad como la suya... ¿Cómo se asume una creatividad inquieta con las limitaciones que dan los años?
Físicamente uno va decreciendo. Interiormente no. Voy a robarle un pensamiento a Cardoza: “Me siento como un niño que tiene muchos años”. Lo importante de un artista es no perder la capacidad de asombro, mirar la vida con esa ingenuidad de los ojos de un niño. Indudablemente, yo nunca me siento satisfecho con lo que hago.
Me da la impresión que nunca termino un cuadro; sobre todo en la pintura, me gustaría rehacerlo. A algunas pinturas sí les he hecho otro acabado.
– ¿Hay alguna obra suya que hoy no le guste?
Para serle franco, el mural del Banco de Guatemala, que es muy importante para mí por su grandiosidad: No es que me disguste, pero si yo tuviera oportunidad de rehacerlo, lo reharía en su totalidad...
En cambio el del IGSS me sigue gustando. ¿Por qué razón? no sé decirle (ríe).

Libro de homenaje:
Una obra para un gran maestro
La vida y la obra, escultórica y pictórica, de Roberto González Goyri ha quedado plasmada en el libro de homenaje que varios intelectuales y artistas prepararon durante los últimos dos años, y que será presentado el próximo miércoles 15 de octubre en el museo Ixchel, a las 18:30 horas.

La pasión por el arte la traía en la sangre. A los catorce años buscó moldear su impulso y se inscribió en la Academia Nacional de Bellas Artes.
A los 18 años participó como ayudante en la elaboración de los vitrales del Palacio Nacional, hoy Palacio de la Cultura.
Un recorrido fotográfico en la vida, pero fundamentalmente por la obra escultórica y pictórica, ha quedado grabado en el libro Roberto González Goyri, el cual será entregado al artista este miércoles en el citado museo.
El volumen, impreso en papel couché, en finos acabados y con fotografías en blanco y negro del autor, asi como láminas a colores de su vasta obra, fue editado por William Latham.
Como si fuera ayer...
Recuerda cuando trabajó, junto a otros artistas (Dagoberto Vásquez, Juan Antonio Franco y Juan de León) en la elaboración de los vitrales del Palacio Nacional.
• El capítulo que recoge el arte escultórico estuvo a cargo de Dennis Leder, S.J., escultor, pintor y decano del Departamento de Teología de la Universidad Rafael Landívar.
• Sobre la pintura de González Goyri en el contexto latinoamericano escribe la doctora Bélgica Rodríguez, de Venezuela, crítica e historiadora del arte.
• Obras como las que se observan en el BANGUAT, el IGSS y el Crédito Hipotecario Nacional fueron motivo para el capítulo Obra pública que estuvo a cargo del ingeniero William Latham, fundador y gerente general de Antigua, S.A.
• Una cronología recopilada por la licenciada en Comunicación y periodista, Ana Lucía González, resume la obra del maestro.
• Miguel A. Bello, curador independiente de Northampton, Massachusetts, contribuyó con una una enumeración de exhibiciones y una bibliografía de artículos y discursos del maestro.
• La recolección de datos, curaduría e investigaciones bibliográficas fueron realizadas por Luisa Fernanda González, licenciada en Mercadeo.
• La labor fotográfica de la mayoría de las obras estuvo a cargo de José Carlos Flores, fotógrafo y licenciado en Ciencias Políticas y Sociales.
• El libro cuenta también con una traducción al inglés efectuada por Rubén E. Nájera, escritor y dramaturgo.

Algunas de sus Obras Pictoricas:




Ixquic






La Fuerza de la Naturaleza
Acrilico sobre tela
1996
138 x 105




Perfil de un Guerrero
Acrilico sobre tela
1997
81x61



Delito en la Selva
Acrilico sobre tela
1998
138x130


Otra de sus Esculturas



La Dinamica Bancaria
Lamina de hierro soldada
5 Mts altura
1998
Plaza Corporacion de Occidente



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